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martes, 2 de agosto de 2011

LO QUE NO DECIMOS EN LA INTIMIDAD

Se asume que las mujeres son más comunicativas verbalmente y que en todo caso pueden pecar por exceso de diálogo, pero no por omisión. Claro que en la práctica las cosas no son tan así, y hay ciertos aspectos de su vida sexual en los que las mujeres no se sienten tan cómodas como para hablar directamente.

¿Para qué la mujer oculta o miente? Tal como ocurre con los hombres, la posibilidad de quedar con una imagen desfavorecida ante su pareja es una motivación común. El caso típico de la simulación del orgasmo, por ejemplo, tiene que ver con evitar cueste lo que cueste ser vista como sexualmente disfuncional. También se miente para no caer en una posible situación de pelea o conflicto, como ocurre cuando ella tiene ganas de enfocar su relación sexual de otra manera y piensa que su pareja lo tomará a mal si se lo dice. O por el mismo motivo no se ponen límites a juegos íntimos que no se desea hacer… el resultado: poco goce y sensación de ser un “objeto” sexual, con la angustia que eso conlleva. Y además se ocultan pensamientos o hechos que producen sentimientos de culpa. Si te atrae mucho una persona que no es tu pareja, quizás no tengas con él una relación de tanta sinceridad como para que estas cuestiones se hablen, entonces se ocultan. Esa misma culpa suele llevar a sinceramientos compulsivos (o “sincericidios”, que considero innecesarios) y las consecuencias pueden ser peores.

Como vemos, en algunas ocasiones ocultar es algo necesario y permite resguardar cosas que son estrictamente personales. Pero otras veces es fundamental aprender a expresar lo que necesitas, lo que sientes, lo que te pasa… no solo porque es el único camino que te llevará a superarte sexualmente hablando, sino porque además tu pareja también necesita saber más al respecto para poder cambiar.

El concepto falso de que “la pareja que funciona bien sabe lo que el otro quiere, sin necesidad de palabras” ha sido perjudicial en las relaciones. Somos diferentes, pensamos distinto, sentimos de formas particulares, y el mejor camino para entendernos (cuando la comunicación no verbal es insuficiente) es la palabra.

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